Una de las noticias que más ha dado que hablar desde finales de septiembre a nivel tanto nacional como internacional, fue la erupción del volcán Cumbre Vieja que está azotando la isla de La Palma en el archipiélago canario. Por si no era suficiente, se ha registrado un nuevo terremoto de 4,3 grados de magnitud recientemente y las cosas no parecen ir hacia mejor. Algunas de las características de las que más se venían quejando quienes habían experimentado el fenómeno natural en sus propias carnes hasta el momento, eran del deterioro del aire y lo costosa que resulta la ceniza a la hora de limpiar las calles, pero el pasado jueves se registró un temblor todavía más preocupante a casi 40 km de profundidad. Según el IGN (Instituto Geográfico Nacional de España), fue el último de una consecución de hasta dieciséis temblores de menor calibre que se abrieron paso entre las profundidades de la Tierra durante aquella madrugada. Evidentemente, saltaron las alarmas al pensar que una nueva grieta entre las laderas de Cumbre Vieja pudiese dar paso a nuevas avalanchas de lava, pero las autoridades a cargo de las emergencias volcánicas disiparon toda preocupación debido a que los indicios no eran demasiado alarmantes. Al no haber levantamientos de terrenos, no parecía tratarse de otra erupción volcánica, pero aun con todo, los expertos señalaron que: “lo que hoy parece seguro, el día de mañana puede resultar de forma totalmente contraria”. Efectivamente, nunca está de más ser precavido, el último foco de lava se extendió hacia la costa de El Charcón, en la localidad de Tazacorte y no tuvo piedad alguna con plataneras, plantaciones y varias construcciones sólidas. La corriente principal se topó con el Atlántico a finales del mes de septiembre, donde se está formando una placa sólida que sigue creciendo a día de hoy.
Secuelas de la erupción del volcán
Una de las principales consecuencias de la situación fue la suspensión de vuelos debido a la condensación del vapor generado, totalmente cubierto de cenizas, pero es cierto que otras islas no se vieron afectadas. Como comentábamos al comienzo de este artículo, el aire ha perdido mucha calidad y los vientos han perdido velocidad y ganado densidad, pero según los trabajadores del IGN, el ambiente no debería tardar demasiado en volver a la normalidad. Uno de los sectores que más se ha visto afectado, son las personas con dificultades respiratorias o problemas pulmonares o cardiacos, a quienes se les recomienda que no salgan de sus hogares y se protejan con mascarillas FFP2, por lo menos. El resto de los ciudadanos deberían llevar, de igual modo, mascarillas en todo momento por precaución, aunque sean normales. De momento no se han contabilizado víctimas mortales gracias, en gran medida, a las previsiones científicas, pero los daños materiales están siendo arrolladores. Más de 2.000 familias se han visto obligadas a abandonar sus hogares y más de 1.000 propiedades ya han quedado totalmente reducidas a cenizas. A pesar de no tener un efecto destructor tan estrepitoso, la ceniza también se ha abierto paso en muchas plantaciones, arruinándolas, por no hablar de la caída en picado del turismo y las ayudas que el Gobierno ha destinado al lugar. Por último, el dióxido de azufre que ha ascendido a los cielos contribuye con la contaminación y el cambio climático, generando nubes de polvo que durarán varias semanas o meses. La última vez que se registró un fenómeno de este calibre data de 1971 y se extendió por algo menos de un mes.
El punto submarino que da vida a Cumbre Vieja originará nuevas islas
Las previsiones de los expertos les han obligado a mirar al pasado. Hace millones de años se formó el archipiélago canario y algunos científicos consideran que existe un punto caliente que es el culpable de la erupción de Cumbre Vieja. Las predicciones señalan a que el flujo de lava que generó este conjunto de islas siga creciendo hacia arriba en algunos puntos, pero otros como Lanzarote o Fuerteventura están condenadas a sumergirse en el fondo del mar. La placa sobre la que se asientan las Islas Canarias se comenzó a mover lentamente hace varios millones de años, este punto submarino y caliente generó el movimiento de magma y la erupción volcánica que derivó en las primeras islas canarias: Lanzarote y Fuerteventura. En el otro lado se alzan La Palma y El Hierro que, entre el millón y los dos millones de años de edad, son las islas más jóvenes y por eso tienden a seguir aumentando su territorio. Todos estos estudiosos de los volcanes han determinado que el flujo de lava que ha originado el archipiélago se encuentra ahora mismo debajo de La Palma y que en 2011 originó un volcán submarino debajo de la isla de El Hierro. De este modo es como se crearon todas las Islas Canarias, simplemente son la base de volcanes gigantescos que se elevan desde las profundidades del océano. Esto derivará en la creación de nuevos terrenos flotantes y con la desaparición de los más antiguos debido al efecto de la erosión.
